En los PC de sobremesa y portátiles, puedes elegir entre dos tipos de tarjetas gráficas: Mientras que la tarjeta gráfica integrada toma prestados recursos del resto del sistema, las tarjetas gráficas dedicadas sólo utilizan su propio hardware. Aunque esto afecta principalmente al rendimiento, una memoria gráfica dedicada también ofrece toda una serie de ventajas adicionales. En este artículo descubrirás cuáles son y si te merece la pena comprarla.

1 Tarjeta gráfica dedicada: explicación y diferencia con la tarjeta gráfica interna

Una tarjeta gráfica dedicada no consume la memoria RAM de tu PC cuando juegas o haces streaming. A diferencia de una tarjeta gráfica interna (IGP), que está integrada directamente en la placa base (en el puente norte del chipset) o en la CPU del ordenador, tiene su propia memoria de vídeo (VRAM) y su propio procesador gráfico, la llamada GPU («Unidad de Procesamiento Gráfico»). Suele estar conectada a la placa base a través de una ranura PCI, PCIe o AGP.

En la vida cotidiana, el término «tarjeta gráfica dedicada» aparece no sólo en los PC para juegos, sino también en relación con los portátiles. Con ello se pretende demostrar una clara distinción con respecto a las soluciones convencionales de memoria integrada o compartida y una mayor potencia gracias a la mayor memoria gráfica.

Es bueno saberlo: Apple también ofrece portátiles con tarjetas gráficas dedicadas. Su rendimiento puro no alcanza el de un PC convencional. Sin embargo, Apple explota todo el potencial de la GPU optimizando su software, lo que hace que los sistemas sean aptos para tareas exigentes (por ejemplo, edición de vídeo) sin más. Siempre, claro está, que utilices macOS.

2 Las ventajas y desventajas de las tarjetas gráficas dedicadas de un vistazo

2.1 Más potencia = mayor velocidad de cálculo

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Las tarjetas gráficas dedicadas tienenla mayor ventaja en cuanto a rendimiento. Por un lado, no tienen que compartir la memoria gráfica con otras aplicaciones. Además, su velocidad de reloj es superior a la de la memoria RAM convencional y, por tanto, automáticamente más potente.

En áreas de aplicación exigentes, como CAD, edición de gráficos y modelado 3D o juegos, la GPU muestra realmente su verdadero potencial. Entre otras cosas, también se puede utilizar para controlar varios monitores, lo que normalmente no es posible con las IGP, aunque sólo sea por el número limitado de conexiones.

Conviene saber: si la memoria instalada en la tarjeta gráfica no es suficiente para determinados fines, también se puede utilizar la memoria principal (RAM) del PC.

2.2 Sustituible en cualquier momento

Como casi todos los componentes de hardware, una tarjeta gráfica también puede averiarse en algún momento o simplemente dejar de satisfacer las exigencias cada vez mayores. Mientras que con una tarjeta integrada tienes que buscar directamente una nueva placa base en estos casos, puedes sustituir simplemente una tarjeta gráfica dedicada si está anticuada o defectuosa.

2.3 Mayor consumo de energía = más espacio necesario

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El enorme rendimiento de las tarjetas gráficas dedicadas siempre va acompañado de un mayor consumo de energía y de la aparición de calor. Mientras que una tarjeta gráfica integrada suele compartir un sistema de refrigeración con la CPU, éste suele montarse directamente en la tarjeta en el caso del hardware dedicado.

Pero su propia memoria y el espacio extra que ocupa en la placa de circuito impreso también hacen que una tarjeta gráfica dedicada ocupe más espacio en la carcasa que su homóloga integrada, un factor nada desdeñable, sobre todo en portátiles.

Es bueno saberlo: Debido al mayor consumo de energía de las tarjetas gráficas dedicadas, algunos fabricantes apuestan por las llamadas soluciones gráficas híbridas, en las que se utilizan conjuntamente gráficos externos y chipset integrado. En AMD / ATI, la tecnología se denomina PowerExpress o Dynamic Switchable Graphics (se puede encontrar la guía correspondiente aquí) y se ofrece mediante un controlador Radeon gratuito. En la competencia Nvidia funciona bajo el nombre Optimus y se basa en un driver nouveau gratuito. Para usarlo, sin embargo, se requiere un sistema operativo que soporte el uso de múltiples tarjetas gráficas (por ejemplo, Windows 7).

2.4 Más caro de comprar

Casi ningún componente influye tanto en el coste total del ordenador como el hardware gráfico. Por eso, la compra de una tarjeta gráfica dedicada es siempre una cuestión de precio. Ya existen tarjetas sólidas por unos 100 euros, pero la elección concreta depende naturalmente de tus objetivos.

Especialmente en el caso de los juegos, se trata sobre todo de una cuestión de frecuencia y resolución. En lenguaje llano, esto significa: cuantos más píxeles pueda procesar la GPU, más detallada y nítida será la imagen. Por una tarjeta gráfica de gama alta que también puede manejar juegos 2K y 4K, por lo tanto, puede esperar pagar una suma de cuatro dígitos.

¿Me merece la pena una tarjeta gráfica dedicada?

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¿Te gustaría sumergirte en el mundo de los videojuegos y la realidad virtual o probar suerte en el futuro minando criptomonedas ? Entonces eres un candidato perfecto para una tarjeta gráfica dedicada. Pero bromas aparte: la solución que mejor se adapte a tus necesidades depende en última instancia, como ya hemos dicho, de lo que pretendas hacer con tu ordenador.

Para trabajar con software gráfico profesional (por ejemplo, CAD, programas de edición de vídeo o incluso Adobe Photoshop), no puedes evitar comprar una tarjeta dedicada, ya que puede acelerar el modelado 3D y el procesamiento de imágenes RAW, por ejemplo.

Sin embargo, para muchas otras actividades de pantalla (normales), la IGP es más que suficiente. Si tu ordenador tiene una CPU razonablemente moderna, también es capaz de procesar vídeos 4K. Esto significa que nada se interpone en el camino de los juegos sencillos o las aplicaciones de oficina típicas, por ejemplo.